Colaboración Espeical: Héctor Navarrete M.
Su rostro de bronce, su piel del color de la tierra, su luminoso vestido, su ímpetu majestuoso nos es familiar a los mexicanos.
Con la mirada puesta en el horizonte, la mujer enarbola y parece defender la bandera nacional. Es la encarnación de la Patria que todos recuerdan, en especial todos aquellos que tuvimos acceso a la educación básica en la segunda mitad del siglo XX y en lo que va de este milenio.
Pero la "Madre Patria Mexicana" tiene nombre: Victoria Dorantes Sosa o Victoria Dorenlas, la mujer que posó para el pintor Jorge González Camarena (1908-1980), se cuenta que Victoria Dorenlas era mesera de un bar adonde acudían pintores e intelectuales de la talla de Diego Rivera.
“Jorge González Camarena (hermano de Guillermo, el notable jalisciense inventor de la TV a color) fue pintor y muralista autor de la obra ya famosa.
Él narra que batalló para convencer a esta hermosa indígena para que posara y diera vida a su obra «La Patria» (1962), que hoy ya todos recordamos.
“Ella se negaba a posar para Camarena porque tenía pavor a su marido, ya que era casada. Su marido era un pistolero y guarura. Le amenazaba descargando a cada rato su pistola con balazos cerca de sus pies. Le advertía que si posaba la mataría.
“Un día González Camarena pasó por su casa, vio la señal de luto y pensó lo peor. El se baja del auto y pregunta. Resultó ser que quién había muerto era el rufián, su marido. Lo asesinaron. «El que a hierro mata...
“El destino de Victoria estuvo de su lado y del país. Victoria Dorenlas quedó viuda a los 19 años.
“González Camarena dejó pasar los días de luto: ya lo demás es historia (para regocijo de nuestros ojos e imaginacion.
En torno a nuestra protagonista hay más sombras que luces. Al consultar los registros, se encontró el de una mujer que nació con el nombre de María Victoria de los Reyes Dorantes Sosa en diciembre de 1922 (su fe de bautismo indica que fue el día 16, mientras que su acta de nacimiento estipula que fue el 22) en el poblado de Coaxamalucan, en Tetla, Tlaxcala.
Al parecer su infancia y juventud la pasó en Tlaxco, ciudad tlaxcalteca que la hizo suya y hoy se exhibe en su plaza principal una estatua en su honor.
Se cuenta que Victoria habría llegado a la capital mexicana en la década de 1940. Aquí se casaría con un hombre llamado Rodolfo Rubio Rojo, en un acto celebrado en Coyoacán el 23 de diciembre de 1950, año en que su madre ya había fallecido.
Se dice que en el bar que trabajó como mesera también era un lugar frecuentado por Diego Rivera, quien se cuenta que fue que la bautizo con el nombre de “Dorénlas” porque la mujer también pintaba y tenía un estilo que le recordaba al reconocido grabador francés Gustave Doré.
Lo cierto es que González Camarena debió conocerla antes de 1960. Su belleza mestiza con rasgos indígenas lo deslumbró y le pidió que fuera su modelo.
Era el inicio de una relación que marcaría no solo el arte mexicano, sino a millones de estudiantes que la mirarían a los ojos cada vez que abrieran su libro escolar.
Así llegó 1961 y con él la convocatoria del entonces Secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet, y de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos, a cargo del escritor Martín Luis Guzmán, a fin de crear una sola obra para todas las portadas de los volúmenes de los seis grados de primaria, con lo que se reemplazaría a las creaciones patrióticas de artistas como David A. Siqueiros, Roberto Montenegro, José Chávez Morado y Raúl Anguiano, en las que sobresalían las figuras históricas de Miguel Hidalgo (por la Independencia), Benito Juárez (Reforma) y Francisco I. Madero (Revolución).
Victoria apareció entonces como la encarnación de la Madre Patria en una obra del mismo nombre que representa “a la nación mexicana avanzando al impulso de su historia y con el triple empuje –cultural, agrícola, industrial– que le da el pueblo”, y que al final fue la elegida para ilustrar los libros de texto editados por la SEP.
El óleo de 120 x 160 centímetros de González Camarena se imprimió en más de cuatrocientos millones de ejemplares entre 1961 y 1973, año en que desapareció de los volúmenes para dar paso a otro tipo de portadas.
González Camarena estaba –literal– enamorado de la Patria y, según el relato familiar, Victoria y él vivieron un tórrido romance. Lo evidente es que el pintor jalisciense quedó flechado por la belleza y el porte de esta mujer, al grado de que la hizo protagonista de varias obras más, entre las que destacan La pareja (1964), en la que aparece encarnando a la Malinche; la que es conocida como "Las razas y la cultura" (1964), en el Museo Nacional de Antropología; y Presencia de América Latina (1965), un mural monumental de 250 metros cuadrados realizado en la Casa del Arte de la Universidad de Concepción, en Chile.
Después, sobre Victoria no hay más que oscuridad. Uno cuando su esposo murió, otro cuando su amor con González Camarena llegó a su fin.
Se dice que vivió sus últimos días en Tlaxcala y allí tuvo una relación con un artista de la entidad, otra versión dice que se mudo a París.
Desde entonces no se sabe nada de ella. Pero al final no hay nada certero en información sobre lo que fue su final. Lo que sí es cierto es que "La Madre Patria" regresó a los libros de texto a partir de 1992 y de allí en adelante ha acompañado a millones de alumnos, al grado de que desde 2014 volvió a ser la portada principal de los volúmenes de todos los grados de primaria.
Conocemos poco de Victoria Dorantes Sosa, pero sin duda su bello rostro aún es y será recordado por miles de generaciones de mexicanos.