Bar la Ópera: La antigua cantina del país que ha sido testiga de la historia por casi 150 años. Dónde Pancho Villa dejo un balazo.

 

Colaboración Especial: Mtro. Héctor Navarrete M.

El bar La Ópera es uno de los lugares más emblemáticos y antiguos de la Ciudad de México, con una rica historia que se remonta a 1876. En ese año, Originalmente, La Ópera era un negocio de repostería fundado por un par de hermanas francesas, conocidas como las Boulangeot.

Primero se encontraba ubicado en el predio de lo que hoy se conoce como la Torre Latinoamérica, y ahí se vendían los postres más cotizados de la ciudad.

La intención era vender alimentos y bebidas a las personas que esperaban las funciones de ópera del Gran Teatro Nacional.

Tal fue el éxito del establecimiento, que durante muchos años recibió a los personajes más distinguidos de la élite mexicana, quienes se reunían para esperar las funciones de ópera, para pasar la tarde, para cenar con sus amistades o tal vez, iniciar ahí el paseo por la calle de Plateros, tan famosa durante el Porfiriato.

Sin embargo, en 1894 el teatro fue demolido, lo que provocó su nueva apertura de la calle 5 de Mayo y un año después, se llevó a cabo la mudanza de la repostería a la esquina de Filomeno Mata y 5 de Mayo, lugar en donde actualmente se encuentra.

El cambio en el tipo de clientela de La Ópera:

Desde 1895 evolucionó a una cantina, misma que ha visto pasar por sus puertas no solo a los personajes más distinguidos de la sociedad, sino también a otros que dejarían huellas imborrables.

Se convirtió en una cantina que se hizo famosa por sus clientes distinguidos, como José Ives Limantour, ministro de Hacienda, y el propio Porfirio Díaz.

Cuando en 1900 La Ópera se muda a su ubicación actual. Como parte de su mobiliario, llega una barra traída desde Nueva Orleans. Piezas originales de la decoración permanecen actualmente, como el techo con hoja de oro, las mesas y el tapiz.

Anteriormente las mujeres no podían ser  recibidas en las cantinas, sin embargo, se cuenta que, Carmelita Romero Rubio, esposa del Presidente Porfirio Díaz, para que pudiera estar tambien en el famoso sitio con sus amigas sin habladurías de la gente, se creó un espacio especial para mujeres, toda una novedad a finales del siglo 20, siendo las primeras mujeres en la historia del país que pudieron entrar a degustar de una copa en un bar.

El bar La Ópera es uno de los más antiguos del país, donde gente famosa de todos los ámbitos, encontró en ese lugar uno de sus pasatiempos favoritos, especialmente del ámbito político cuando figuras importantes de toda la república tenían que acudir por alguna razón a Palacio Nacional.

Como ya mencionamos, la clientela de la repostería y posterior cantina, era la clase alta de la Ciudad de México. Pero esto cambió tras la llegada de La Revolución Mexicana, pues la Ciudad de México estaba en la mira de los principales caudillos revolucionarios: Carranza, Villa y Zapata.

En diciembre de 1914 Villa y Zapata acordaron una alianza y entraron juntos a la capital mexicana. Esto influyó en la vida de los habitantes, quienes se mantenían encerrados en casa por las historias de terror infundadas por el ejército constitucionalista, sobre estos personajes.

Por ello, surgió un cambio trascendental en la clientela de La Ópera: de haber acogido en sus butacas a los más altos miembros del gobierno y de la industria, servían en sus estilizadas copas de cristal cortado y sus vajillas de porcelana, comida y bebida a los soldados revolucionarios de la División del Norte y el Ejército Libertador del Sur.

Para nosotros no existe diferencia entre unos y otros, pero para los mexicanos de principios de siglo era impensable que un militante de Villa usara los mismos espacios que un hacendado de la capital de aquellos tiempos.

Es recordar lo que se cuenta del paso de Pancho Villa por la capital del país. Que si entraba a caballo a todas partes, que si lo paraban para pedirle justicia o si era muy hosco con los mayores, pero amable con los niños.

El bar La Ópera puede presumir que tiene un recuerdo físico del paso del Centauro del Norte por el sitio, pero va más allá: en sus casi 150 años de existencia.

El balazo de Pancho Villa es uno de los referentes de La Ópera. El disparo se encuentra en el techo, sobre uno de los gabinetes de terciopelo rojo. La versión más difundida sobre el incidente que lo provocó apunta a que, en tiempos de la Revolución, Pancho Villa entró a la cantina con su gente, al querer hablar nadie le hacía caso, así que disparó al aire para llamar la atención.

Se sabe que el gran caudillo mexicano era abstemio, así que se descarta que estuviera alcoholizado, ya que su vicio eran las malteadas de fresa.

Otra versión relata que una noche los soldados de la División del Norte celebraron en ese lugar el triunfo con unos tragos al interior de la prestigiosa cantina y Francisco Villa al ver a sus soldados completamente embrutecidos por el alcohol, creó una de las leyendas más populares del establecimiento para ponerlos en orden.

Más allá del balazo, La Ópera es un lugar que ha sobrevivido al paso del tiempo, desde su apertura en 1876.

Pero, ¿La Ópera era un bar o una cantina?

La interrogante desde sus inicios.
La diferencia conceptual entre bar y cantina es que en el primero se sirven bebidas alcohólicas únicamente, sin alimentos. O al menos sin platillos que requieren preparación en cocina, lo que sí ocurre en la segunda. Dicho de este modo, aunque La Ópera se nombra como un bar, en su contexto es más una cantina, para no dejar atrás la exquisitez de sus platillos y la excelencia de sus cocineros.

Tras la pausa por la Revolución, la ilustre clientela de políticos y gente de la alta sociedad, regresó al local.

Otros personajes ilustres que han ocupado los gabinetes son todos los presidentes, entre ellos Emilio Portes Gil, Miguel Alemán, Adolfo López Mateos, hasta Vicente Fox, Carlos Slim se cuentan entre sus parroquianos habituales. Pero no solo ellos han disfrutado del local. Algunas otras personas importantes del arte nacional e internacional, como Octavio Paz y Carlos Fuentes, o los colombianos Gabriel García Márquez e incluso Botero, quien festejó su cumpleaños número 80 en ese lugar. Asimismo se han filmado películas como Arráncame la vida.

Quizá, la fotografía más famosa que queda como registro de esta época, es aquella capturada por Hector García donde aparece el grupo conocido como el de “la mafia”: Carlos Monsivais, José Luis Cuevas, Fernando Benítez y Carlos Fuentes. En la imagen, se encuentran en uno de los elegantes gabinetes de la cantina.

Hoy en día, el bar sigue siendo un lugar emblemático y popular en la Ciudad de México, donde se puede seguir disfrutando de bebidas exquisitas como la cerveza cubana y sus platillos entre los que se encuentran los caracoles en salsa al chipotle, entre los favoritos del que escribe.  Un ambiente histórico y único es el famoso "bar La Ópera", el lugar a donde seguramente hubo acuerdos para arreglar y desarreglar lo que hoy es historia en nuestro país.

Colaborador Especial de acidehidalgo.com: 
Mtro. Héctor Navarrete M.